Toallas bordadas, las más hermosas

Toallas bordadas
Si quieres que tus toallas de baño tengan un sello personal, agregando elegancia, color y textura al cuarto de baño, ¿por qué no pruebas con nuestras toallas bordadas?
La ornamentación por medio de hilo y aguja se utiliza desde épocas remotas, tanto que ya se mencionaba en el Antiguo Testamento. Es una de esas artes manuales que han sobrevivido hasta nuestros días por bella, elegante y distintiva.
Todas nuestras toallas bordadas son diseños originales y las puedes encontrar en una gran variedad de modelos y colores. Busca también los tapetes y juegos de baño que completan las colecciones. El cuarto de baño te lo agradecerá.
Historia del bordado
No se conservan bordados pertenecientes con certeza a la Edad Antigua, salvo algunos tejidos coptos de la época romana, pero no cabe duda que los hubo excelentes.
Como explicábamos en el apartado anterior, ya en el Antiguo Testamento se hace referencia a el comercio de lanas, sedas y bordados orientales y se menciona en repetidas ocasiones los bordados que ostentaban las cortinas del Tabernáculo y los bordados de oro que hubo en tiempos del rey David.
Nacido al tiempo que los textiles, la ornamentación por medio de bordado ha evolucionado junto con ellos, pasando de ser manual a totalmente industrializado.
A principios de 1800, la invención de la primera máquina de bordado estuvo a cargo de Joshua Heilman de Mulhouse (sí, Mulhouse es una ciudad en Francia), que aunque no vendió muchas, revolucionó la industria del bordado y sentó las bases para el desarrollo de esta maquinaria.
Posteriormente, alrededor de 1873, el suizo Issac Groebli inventó la primera máquina bordadora Schiffli inspirado en los avances tecnológicos de la recién inventada máquina de coser.
Para 1980, ya existían máquinas que podían realizar una variedad amplia de puntadas decorativas, que leían el patrón de una cinta perforada, similar a la que se utiliza en una pianola, sin embargo, la irrupción de los avances informáticos permitió que se diera el siguiente paso que consistía en digitalizar el patrón. Se desarrolló un software, se unió a la máquina bordadora y ¡voilá! los bordados computarizados llegaron para quedarse. La máquina bordadora computarizada funciona de una manera muy similar a una impresora, capaz de obtener un bordado tan parecido y resistente como si este se hubiera hecho a mano.